jueves, 3 de febrero de 2011

Cupido...

Hay tantas personas en este mundo, tanta gente con la que te cruzas cada día por la calle, que es más que imposible saber cuál de ellas será la que te hará feliz.
O eso creía yo hasta que lo encontré. 
¿Quién me iba a decir que él sería la única persona que haría girar mi mundo?¿Que por él sería yo distinta a cómo soy en realidad?
La respuestas a esas preguntas es nadie. Nadie me podría haber avisado, y a lo mejor, eso es lo que hace falta. Una especie de ayudante de Cupido, ese angelito ciego que te dispara flechas de amor, que te avise de que éste te va a lanzar su flecha y advertirte de a quién has de mirar primero para enamorarte de el que corresponde y no mirar a otra persona y hacer de ahí un amor no correspondido. Pero, ¿Le haríamos caso? 

El enamoramiento, ¿ Está realmente en el corazón donde dispara ese tal Cupido? o sin embargo ¿está en nuestro subconsciente donde ese angelito no puede llegar? 

Yo, no sé la respuesta, lo único que se es que a mi, ese ayudante no me vino a advertir hace tres años de que no le tenía que mirar. A lo mejor lo hizo, pero ya tarde, dos años tarde. Dos años en los que estoy enamorada en silencio. 

Supongo que Murphy, con su teoría tenía razón, "si algo puede salir mal, saldrá mal" y eso le pasa hasta a el mismo Cupido.

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